En nuestro lenguaje cotidiano, utilizamos ambas palabras como si su significado fuese el mismo, pero tenemos que decir que no son lo mismo el hambre y el apetito. Son términos bastantes diferentes. Por ejemplo cuando nos referimos a la anorexia nerviosa, aquí lo que encontramos es una alteración del apetito y no del hambre.
El apetito o vulgarmente llamado hambre
Cuando nos referimos al hambre, por definición, este nos brinda una sensación y un instinto, que puede ser urgente o no, pero que nos está diciendo de que la persona siente la necesidad de comer algo, sin importar que alimento ingerir. Totalmente y opuesto a esto es el apetito, ya que es una sensación de que necesitamos comer algo, pero ese alimento ya es específico. Pues es aquí donde se incluyen los conocidos antojos o caprichos, es decir la urgencia de ingerir determinado alimento, ya sea dulce, salado o grasas. Por supuesto que estos impulsos son comandados por el cerebro, que a través de las neuronas y neurotransmisores, son los que nos envían esas señas.
¿necesitamos las grasas para vivir?
La respuesta es contundente, no. Hay una gran diferencia, en cuanto a las grasas y los hidratos de carbono y las proteínas, estas dos últimas son imprescindibles para la supervivencia del hombre. Sin embargo por más que el apetito u hambre se lo pidan las grasas no son imprescindibles, por lo cual el ser humano no las necesita para vivir. Por ejemplo si una persona quiere tener una dieta balanceada, las grasas no deberían pasar el 30% de la energía que ingerimos.
El tema, es que hay que reconocer que cuando ingerimos alimentos ricos en grasas, estos nos dejan un gusto y un sabor en la boca, que hace que estos alimentos nos sean prácticamente irresistibles para calmar el apetito. ¿En donde se acumulan las grasas en los hombres y las mujeres obesas?
Por los estudios realizados por los expertos en el tema, los lípidos que sobran, no se distribuyen en forma uniforme dentro de nuestro cuerpo, lo que hacen es colocarse en lugares sonde interfieren a la armonía corporal, es por eso que debemos estar atentos a lo que ingerimos cuando nos llega el apetito. También debemos saber que donde se ubican las grasas, tienen una gran relación con el sexo, es decir que dependen muchos las grasas a las secreciones de hormonas sexuales.